¿DESEA GUARDAR LOS CAMBIOS?

¿A quién le gustan los cambios? Yo siempre los he odiado. Y no sólo hablo de planear tus vacaciones en la playa y acabar viendo la lluvia desde la ventana del apartamento (grrr). Hablo de los grandes cambios, los cambios importantes. Los hay que te golpean y te dejan en estado de shock, de los que cuesta recuperarse, por imprevistos, porque duelen y por cabrones. Y los hay que los ves venir. Que te obligan a tomar decisiones que dan verdadero pánico. No es fácil esa lucha cuerpo a cuerpo con nuestros miedos, con las fobias que nos aterran. Todos los días tomamos pequeñas decisiones. Cada minuto elegimos una opción. Ponernos zapatos o zapatillas, coger el coche o ir andando, comer arroz o macarrones, ir al cine o quedarte en casa…Estos pequeños actos también afectan a nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello. Pero hay decisiones que sabes que pondrán tu mundo del revés y que te harán renunciar a cosas y a seres queridos. El miedo nos paraliza, pero el miedo al cambio nos mata en vida. Hace muchos años mi hermana me dio a leer “Quién se ha comido mi queso?” Es una de esas sencillas historias con moraleja. Habla de 2 ratones que ven que su queso no está, ha desaparecido, así cada día, y de cómo actúa cada uno frente a este cambio, de las 2 opciones que tenemos: no movernos y esperar a que las cosas vuelvan a su sitio, o adaptarnos a la nueva situación y luchar por sobrevivir. Lo leí con avidez, y mi hermana no lo sabe, pero me ayudó a reafirmar una certeza que tenía entonces, a ver las cosas desde otra perspectiva y a tomar una decisión que cambió mi rumbo. Podemos ver “la realidad” desde 2 cristales, positivo y negativo. Y esto marcará nuestra vida. En mi afición por analizarlo todo, por destripar las situaciones y sus consecuencias, a corto y a largo plazo, he sacado mis propias conclusiones. Yo tengo 2 claros ejemplos de seres queridos muy cercanos. Uno siempre ha sido positivo, mientras que el otro era negativo, y doy fe de que al primero se le abrían las puertas, mientras que al segundo se le cerraban, de golpe y pillándole los dedos. Y en cuanto a mí, lo que observo es que, todo lo que me ha sucedido, a la larga, me ha aportado cosas buenas, me ha hecho crecer y ser más fuerte. Cuesta ver el lado positivo de las cosas, sobre todo cuando la herida está reciente, latiendo, sangrando. Hay que atravesar el duelo. Morimos en cada instante, con cada cambio, con cada decisión que tomamos…Pero al mismo tiempo renacemos…y hemos de aprovechar el tiempo, abrir bien los ojos y exprimir cada momento, cada nueva experiencia.
Y escribo esto pensando en 2 personas, que como en el cuento de los ratones y su queso, una está paralizada, sufriendo y muriendo en vida, sin mover ficha por miedo al cambio, a la soledad, al duelo.



Ya sabes lo que te digo siempre…que tú eres fuerte y podrás con todo…las puertas están cerradas y no se abrirán hasta que des el paso y sueltes todo ese peso que arrastras…yo te quiero mucho y te ayudaré en lo que pueda, ya lo sabes.




La otra es mi hermana, que en contra de sus inseguridades, sus temores, y el dolor que supone no estar cerca de nosotras, ha elegido empezar una nueva vida lejos de casa, para estar con su chico y ser maestra. No sabes cuánto te admiro, Sonia. Estoy segura de que todo te va a ir bien, y de que esta decisión y lo que vivas a partir de ahora, va a ser positivo y nos hará felices a ti y a los que te queremos. Aquí y en el cielo...