Es curioso ver cómo determinadas cosas pasan de tener su propia identidad a tener un significado diferente según nuestros recuerdos. Lo que para unos es sinónimo de buen rollo, puede ser todo lo contrario para otros, o pasar desapercibido porque no ha dejado huella en nuestras vidas. Esto pasa mucho con las canciones y con los lugares.
Para mí los búhos siempre habían sido lo que son para el diccionario y para el chiste: un ave nocturna con los ojos muy grandes y que hace buuuuu, buuuuu.
En el verano de 2007 fuimos mi novio y yo de vacaciones a Galicia. Teníamos por costumbre comprar souvenirs para la familia, algo que ya no hacemos porque acabamos hasta el moño de tal esclavitud. Los últimos días de viaje eran desesperantes y no estábamos tranquilos hasta tener el último regalo. En una tienda de artesanías vi unos buhitos preciosos que me enamoraron. Compré 3. Uno para mi yaya María, otro para mi yaya Pilar y otro para mí. Cada una con su buhito, mi mensaje de amor, un símbolo secreto de unión. Mis yayas ya no están aquí, pero tengo sus buhitos conmigo.
| Éste lo tiene siempre mi padre en su bolsillo |
| Mi propio búho interpretado |
4 comentarios:
Yo no colecciono por lo mismo que no fumo... no podría dejarlo.
jajajaj...sí. Podría hacer perfectamente una sección en el blog dedicada a las cosas que atesoro...
¿Por qué será que atesoramos en objetos trocitos del corazón?
Puede que sea una forma de expresión. Y un intento de aferrarnos a lo irrepetible, a lo que ya no volverá...snif
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